QUIÉN LO DIRÍA, Eloy Sánchez Rosillo
Hay que prestar
mucha atención a estos versos del poeta murciano Eloy Sánchez Rosillo, porque
están pautados por el lento discurrir de los días y por una íntima
contemplación de la realidad. Como la vida misma en la que está inmerso el
poeta, su poesía, desde que publicara Maneras
de estar solo (1977) hasta este último que traigo a esta bitácora de
lecturas, es un ejemplo de transparencia, de clásico decir, de verdadera comunicación
siempre atenta a los matices. Al mismo tiempo, y sin negar los nubarrones
existenciales propios de quien se adentra en la madurez, en su poesía predomina
cierto vitalismo hímnico.
Combina, como siempre, poemas breves que captan
un instante, con otros más narrativos que cuentan una experiencia. Es decir,
sensorialidad y sentimiento, juntamente.
ÁLAMOS
QUIEN plantó allí esos álamos que veo
desde la carretera en la mañana
no pudo imaginarse
que alguien, yo iba a mirarlos ya crecidos
–haciéndose entre todos tan buena compañía–
e iba a decir en un papel la gracia
con la que mueve el aire sus hojas en la luz.
NO HABRÁ OCASIÓN
NO habrá ocasión ninguna de morir.
Punto final no cabe en el comienzo.
Luz muy viva del
alba brotando de lo vivo,
la muerte es nacimiento.
Una madre te mece
en sus brazos y canta,
mientras te lloran quienes te quisieron.
Sobran mis
palabras. Hay poemas muy hermosos: “Un gran silencio”, “La rosa del instante”,
“Insistencias”, “La libertad”, “Siempre por vez primera”, “Sin edad”, “Bajo el
sol de la tarde”, Lean a este poeta.
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