lunes, 11 de septiembre de 2017




 




QUIÉN LO DIRÍA, Eloy Sánchez Rosillo

Hay que prestar mucha atención a estos versos del poeta murciano Eloy Sánchez Rosillo, porque están pautados por el lento discurrir de los días y por una íntima contemplación de la realidad. Como la vida misma en la que está inmerso el poeta, su poesía, desde que publicara Maneras de estar solo (1977) hasta este último que traigo a esta bitácora de lecturas, es un ejemplo de transparencia, de clásico decir, de verdadera comunicación siempre atenta a los matices. Al mismo tiempo, y sin negar los nubarrones existenciales propios de quien se adentra en la madurez, en su poesía predomina cierto vitalismo hímnico.
      Combina, como siempre, poemas breves que captan un instante, con otros más narrativos que cuentan una experiencia. Es decir, sensorialidad y sentimiento, juntamente.  

ÁLAMOS

QUIEN plantó allí esos álamos que veo
desde la carretera en la mañana
no pudo imaginarse
que alguien, yo iba a mirarlos ya crecidos
–haciéndose entre todos tan buena compañía–
e iba a decir en un papel la gracia
con la que mueve el aire sus hojas en la luz.


NO HABRÁ OCASIÓN

NO habrá ocasión ninguna de morir.
Punto final no cabe en el comienzo.

   Luz muy viva del alba brotando de lo vivo,
la muerte es nacimiento.

   Una madre te mece en sus brazos y canta,
mientras te lloran quienes te quisieron.


      Sobran mis palabras. Hay poemas muy hermosos: “Un gran silencio”, “La rosa del instante”, “Insistencias”, “La libertad”, “Siempre por vez primera”, “Sin edad”, “Bajo el sol de la tarde”, Lean a este poeta.



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